DIMENSION POETICA

 

INSTITUCION EDUCATIVA EL HORRO

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GLORIA MATILDE

02/04/2012

                                                                       Hasta 15/ 16/2012

 

La palabra poesía en la música, en el arte, en las matemáticas, en el lenguaje, en los valores, en las competencias, en el cine, en la política, en los murales, en el diseño de afiches, en el compromiso social, en la ética, en la filosofía, en la naturaleza, desde la misma poesía. Un ejemplo para profundizar en una palabra, sus significados desde las diferentes miradas, una forma de apropiarnos de una palabra y ampliar nuestro conocimiento.

 


 

LA POESIA Y LAS MATEMATICAS

 

Los contadores de estrellas


Yo estoy cansado.

Miro esta ciudad
—una ciudad cualquiera—
donde ha veinte años vivo.
Todo está igual.

Un niño
inútilmente cuenta las estrellas
en el balcón vecino.
Yo me pongo también...

Pero él va más deprisa: 
no consigo alcanzarle:
Una, dos, tres, cuatro, cinco...
No consigo alcanzarle.
Una, dos ...
tres...
cuatro...
cinco…

 

Dámaso Alonso

 

 

Minuto cero


Desde el minuto cero
supe que ese primer beso
tendría una segunda oportunidad,
lo que se ve por el tercer ojo va más allá
del cuarto oscuro donde yacemos
mezclando el quinto elemento
y ese sexto mandamiento que pecamos
rizando el rizo del séptimo arte sin descansar.

Creí que eras la octava maravilla,
la novena de Beethoven,
el décimo premiado de la lotería
y yo... el último mohicano.

Un náufrago en la tempestad
bregando contra viento y marea
tu cuerpo a la deriva mi puerto en alta mar.

Adocenado en la felicidad
ahora soy un ser ordenado,
mi caos, perfectamente alineado,
matemáticamente... perfecto.

 

Kike Romero

 

 

Multiplicación


Uno por uno es el hombre
cualquiera como Dios manda
y ese salvar las distancias
que —mala cuenta— se cantan.

Dos por uno es la evidencia
que en un dos por tres tendrás.
Dos por cuatro, buen compás.
Dos por cinco, la sorpresa
del diez redondo y total.
¡Qué divino es, por humano,
el sistema decimal!

Cero por cero es la luz
Cero por uno, el problema
(Pues con él yo creo el tú).
Cero por dos, el amor.
También cero, mas en ¡oh!
(¡Oh!, que es un eco en yo.)
Cero por tres... ¡Atención!
Debe haber algún error,
Pues cuanto más multiplico
Más repito: yo, yo, yo.

                                               Gabriel Celaya

 

 

Números comparados


Cuéntame un cuento de números,
háblame del dos y el tres
—del ocho que es al revés
igual que yo del derecho—.

Cuéntame tú qué te han hecho
el nueve, el cinco y el cuatro
para que los quieras tanto;
anda pronto, cuéntame.

Dime ese tres que parece
los senos de cualquier foca;
dime ¿de quién se enamora
ese tonto que es el tres?.

Ese pato que es el dos,
está navegando siempre;
pero a mí me gusta el siete,
porque es un roto en la vida,
y como estoy descosida,
le digo a lo triste: Vete.

Cuéntame el cuento y muy lenta,
que aunque aborrezco el guarismo,
espero gozar lo mismo
si eres tú quien me lo cuenta.

 

Gloria Fuertes

 

 

Oda a los números

 

Qué sed
de saber cuánto!
Qué hambre
de saber
cuántas
estrellas tiene el cielo!

Nos pasamos
la infancia
contando piedras, plantas,
dedos, arenas, dientes,
la juventud contando
pétalos, cabelleras.
Contamos
los colores, los años,
las vidas y los besos,
en el campo
los bueyes, en el mar
las olas. Los navíos
se hicieron cifras que se fecundaban.
Los números parían.
Las ciudades
eran miles, millones,
el trigo centenares
de unidades que adentro
tenían otros números pequeños,
más pequeños que un grano.
El tiempo se hizo número.
La luz fue numerada
y por más que corrió con el sonido
fue su velocidad un 37.
Nos rodearon los números.
Cerrábamos la puerta,
de noche, fatigados,
llegaba un 800,
por debajo,
hasta entrar con nosotros en la cama,
y en el sueño
los 4000 y los 77
picándonos la frente
con sus martillos o sus alicates.
Los 5
agregándose
hasta entrar en el mar o en el delirio,
hasta que el sol saluda con su cero
y nos vamos corriendo
a la oficina,
al taller,
a la fábrica,
a comenzar de nuevo el infinito
número 1 de cada día.
Tuvimos, hombre, tiempo
para que nuestra sed
fuera saciándose,
el ancestral deseo
de enumerar las cosas
y sumarlas,
de reducirlas hasta
hacerlas polvo,
arenales de números.
Fuimos
empapelando el mundo
con números y nombres,
pero
las cosas existían,
se fugaban
del número,
enloquecían en sus cantidades,
se evaporaban
dejando
su olor o su recuerdo
y quedaban los números vacíos.
Por eso,
para ti
quiero las cosas.
Los números
que se vayan a la cárcel,
que se muevan
en columnas cerradas
procreando
hasta darnos la suma
de la totalidad de infinito.
Para ti sólo quiero
que aquellos
números del camino
te defiendan
y que tú los defiendas.
La cifra semanal de tu salario
se desarrolle hasta cubrir tu pecho.
Y del número 2 en que se enlazan
tu cuerpo y el de la mujer amada
salgan los ojos pares de tus hijos
a contar otra vez
las antiguas estrellas
Y las innumerables
espigas
que llenarán la tierra transformada.

 

Pablo Neruda